lunes, 11 de agosto de 2008

A la sombra de un árbol

Pero si descubro que estoy loco ¿quién me cuidará? Estoy tan cerca de la gente que apenas escucho sus palabras, alcanzo a percibí un tono de pena, no la tengan por mí, estoy bien, no porque parezca desorientado significa que esté perdido.
Trato de entender cómo es posible que tantas personas estén a mi lado sin saber nada de mí, sin siquiera preguntarse quienes son todos los individuos con las que comparte un espacio confinado; combinando la respiración; a ratos lo inhalo yo, a ratos lo exhalas tú.
Cerca, a unos pasos, aún así intocable; la vida inerte no me dice más de lo necesario. Yo quiero escuchar un poco más de lo necesario. Saber un poco más.
Veo en tus ojos la desesperación consumada en recuerdos, miles de palabras perdidas en tu boca. ¿A cuantos has intentado llenar con tu persona?, ¿Cuántos han aparentado escuchar para después revelarte con una sonrisa idiota lo sordos que son?, ¿Cuántos más crees encontrar?
No hay necesidad de indagar entre la masa urbana, no hay prisa para florecer, espera el viento de otoño para volar entre las pirámides; tal vez vuelas sola, tal vez una pluma divague junto a ti, en silencio, con serenidad.
Sonrie3s con confianza, no sé como lo haces; das señales de fortaleza infranqueable con motas de dulzura y un grito implícito de soledad. No puedo ir más allá de donde me lo permitas.
Con cuidado te observo florecer en el decelero; cada persona es un grano de arena incandescente.

"las cosas que no saco se envuelven en mi estomago hasta formar una bola de estambre explosivo. Es cuestión de tiempo antes de la catástrofe; afróntame y libérame. Ayúdame con tu apatía, solo necesitas ser diferente. Reivindica a tu genero; ¡Sálvalos?"

Brillando en la copa de los arboles está la respuesta a todos los problemas. Juntos, tirado al pie de un gran árbol viendo al cielo con atención infinita, pasamos momentos solemnes. Esperando el resplandor que nos quiera por el sendero de la razón y así, al fin, darle sentido a la gran espera.
De esta forma las hojas navegan en el viento revuelto, punteando el cielo multitono que se desvanece en la obscuridad; pero esta vez no hay prisa, duda, miedo, negación, estoy yo; un suave toque en tus labios y despiertas, con un gran alivio y rodeada de marchitas hojas doradas, con el viento susurrando mi nombre.

No hay comentarios: